La comunera Julia Borbor, no calmaba de llorar la mañana del lunes 29 de agosto al confirmar que una de sus vacas había sido faenada, su animal fue encontrado muerto en el monte y parte de las viseras emitidas en un saco.
«Por los gallinazos que volaban en gran cantidad, encontramos los restos de mi vaca», dijo entre lágrimas la mujer que ha perdido durante estas últimas semanas varias de sus reses. Pero no solo Borbor es una de las perjudicadas, en este poblado todos los pequeños ganaderos han sufrido perdidas de sus vacas.
«Hemos pedido a la policía que vengan a dar vueltas por acá, sin embargo, no vienen; siempre tienen escusas. Ojalá que alguien pueda ayudarnos porque ya estamos cansados de tantos robos de nuestros animales», comentó otro de los lugareños.
La cría de vacas y chivos, es la principal actividad que tienen los pocos comuneros que habitan en Sayá, comunidad ubicada a 28 kilómetros de la ciudad de Santa Elena.