Tristeza y consternación por la trágica muerte de joven supervisor bancario en Salinas

Tristeza y consternación por la trágica muerte de joven supervisor bancario en Salinas

Una noche que parecía transcurrir con normalidad se tornó en tragedia el sábado 7 de junio, cuando Christopher Daniel Mora Cacao, un joven de apenas 31 años, perdió la vida en un devastador accidente de tránsito registrado en la avenida Carlos Espinoza Larrea, a la altura del cantón Salinas.

Christopher, quien se desempeñaba como supervisor operativo de una entidad bancaria en la península, conducía su vehículo, un Chevrolet Grand Vitara de color negro con placa JBD-432, en dirección Salinas – La Libertad. Pero, por razones que aún son materia de investigación, antes de llegar a la Unidad Educativa Muey, perdió el control del automotor.

El vehículo subió violentamente al parterre central, chocando con fuerza contra varios postes de alumbrado público. El estruendo fue tan potente que estremeció a los vecinos del sector, quienes salieron alarmados y presenciaron la desgarradora escena.

Paramédicos acudieron con urgencia al lugar y brindaron asistencia al conductor, aún con signos vitales. Fue trasladado de inmediato al hospital de Salinas, pero su estado era crítico. Minutos después, el personal médico confirmó su deceso. El corazón de una madre, de una familia y de una comunidad entera se quebró en ese instante.

La noticia corrió rápidamente por redes sociales, y con ella llegaron los mensajes de incredulidad, de dolor, de quienes lo conocieron y compartieron con él momentos de trabajo, amistad y vida. “Un ser humano noble, trabajador, alegre, respetuoso”, fue la descripción que muchos repetían, incapaces de comprender cómo alguien con tanto futuro fue arrebatado tan pronto.

«Christopher Daniel Mora Cacao no solo era un profesional comprometido, sino un hijo, un amigo, un compañero que dejaba huellas de calidez dondequiera que iba. Su partida deja un vacío difícil de llenar», escribió en Facebook uno de sus amigos..

El luto se extiende por la provincia de Santa Elena, mientras familiares, colegas y amigos se preparan para darle el último adiós. La tragedia que segó su vida también deja una reflexión amarga: cuán frágil puede ser la existencia, y cuán dolorosas pueden ser las despedidas cuando llegan sin aviso.

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